Consejos para turistas

Pigmeos baka en Camerún

En el siglo XXI, es difícil imaginar la vida sin teléfonos, coches, internet y otras características esenciales de la modernidad. Sin embargo, hay personas que han conservado hasta nuestros días un estilo de vida tradicional, que no admite los avances de la civilización.


Se trata de diversas tribus que habitan rincones remotos de África, América y Oceanía. Por ejemplo, el pueblo más misterioso del planeta, los sentineleses, vive en la Bahía de Bengala. No se sabe absolutamente nada de ellos: los isleños vigilan estrictamente sus fronteras y matan a cualquiera que se acerque a la costa. Los científicos pueden estudiar su cultura desde una distancia segura, tomando fotos espía desde barcos o helicópteros.


Por el contrario, también existen tribus amigables. Aunque se resisten a adoptar costumbres modernas, están dispuestos a interactuar con ellas, revelando los secretos de sus vidas e incluso recibiendo turistas. Entre ellas se encuentra el pueblo baka, que habita en las selvas tropicales de África Central. La tribu más grande, con unos 30.000 miembros, se concentra en Camerún.


Al igual que muchos otros pueblos negroides, los bakas son de baja estatura, con una estatura máxima de 120 a 150 cm. Homero fue el primero en mencionar la existencia de estas personas de baja estatura, llamándolas pigmeos (traducido del griego como "personas del tamaño de un puño"). Actualmente, la sociedad intenta abandonar este término por considerarlo peyorativo, pero aún no se ha encontrado una alternativa universalmente aceptable.


Los bakas no tienen pueblos ni aldeas propias: pescan, cazan y recolectan, y se desplazan de un territorio a otro. Allí, construyen chozas con ramas y hojas durante un tiempo, y luego se desplazan a nuevos lugares en busca de alimento. Cuando permanecen en una zona, cultivan plátanos y crían abejas.


La pesca es una de las primeras habilidades que se enseñan a los niños. Los bakas emplean un método inusual y avanzado: extraen sustancias tóxicas de las plantas y luego esparcen el jugo sobre la superficie del agua, lo que hace que los peces, privados de oxígeno, floten hacia la superficie. En algunas zonas, los bakas también construyen presas, tras lo cual simplemente recogen a mano los peces varados en tierra. Cazan con trampas y flechas envenenadas.


Tras cosechar con éxito sus alimentos, los bakas realizan una danza de agradecimiento en honor a Jengi, el espíritu de los bosques en el que creen. El ritual se acompaña de tambores y cantos polifónicos. La iniciación de los niños también se llama "Jengi", pero esta ceremonia se considera secreta y se sabe poco sobre ella. Sin embargo, los bakas no ocultan su actitud hacia la muerte: el fin de la vida se considera no solo una tragedia, sino también una maldición. Se realiza una danza alrededor del difunto durante toda la noche, tras lo cual la gente abandona estas tierras para siempre, para que la desgracia no los alcance.


Al vivir en un ecosistema cerrado, los baka desconocen la mayoría de las enfermedades humanas modernas y tratan sus propias dolencias con medicina tradicional a base de plantas. Han tenido tanto éxito en esto que miembros de otras tribus incluso recurren a ellos en busca de tratamiento.

Otra característica distintiva de los bakas es su propia lengua: pertenece a un grupo lingüístico diferente al de todos los pueblos vecinos. Muchos bakas también hablan las lenguas de otras tribus africanas e incluso el francés, el idioma oficial de Camerún.


Desafortunadamente, el estilo de vida tradicional de los bakas está llegando a su fin: la deforestación les impide desplazarse de un lugar remoto a otro. Cada vez interactúan más con sus vecinos "civilizados": algunos intercambian sus capturas por productos manufacturados, otros presumen de su vida a los turistas y otros intentan enviar a sus hijos a la escuela, aunque esto conlleva dificultades debido a las frecuentes reubicaciones. Recientemente, los científicos han descubierto otra amenaza para la existencia de la tribu: cerca de una aldea con un bar, los bakas descubrieron el alcohol, lo que afectó inmediatamente su demografía. En lugar de sus actividades tradicionales, comenzaron a pasar todo el tiempo en el bar. Además, sus cuerpos no están adaptados para descomponer el alcohol; como resultado, muchos comenzaron a enfermar e incluso a morir por intoxicación.


Las panorámicas de AirPano, tomadas en Camerún, le presentan a estas personas extraordinarias, los últimos testigos del pasado, que luchan por preservar sus tradiciones históricas y pierden terreno gradualmente ante una civilización agresiva.

Galería de fotos

Foto: Dmitri Moiseenko Y Konstantín Lamin

Fuente: viajar.ru

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