El décimo día lo dedicamos a la relajación, y cada uno hizo lo que quiso. Nuestras chicas llevaban todo el viaje esperando este día con ilusión.
Capté esta escena alrededor de las seis de la mañana. Si se fijan bien, podrán apreciar la intensa actividad nocturna de los cangrejos ermitaños; hay muchísimos aquí, literalmente pululando bajo nuestros pies en la oscuridad.
Me sorprendió mucho el diseño de los barcos pesqueros locales. Les contaré más sobre ello más adelante.
El océano está tan tranquilo por la mañana que parece que aún no ha despertado. Soy el único que no puede dormir a esta hora.
Arrecifes de coral jóvenes
Los erizos resultaron ser bastante divertidos, es una pena no haber podido probarlos.
Sol, océano, palmeras y una playa desierta. ¡Genial!
Pasé casi todo el día en el balcón. Ofrece una vista bonita y no tiene un sol abrasador. Aún tenemos una ruta concurrida por delante, y un descanso es esencial. En estos casos, un día me basta.
Atardecer
Al anochecer nos esperaba una enorme lubina. ¡Delicioso!
Fuente: viajar.ru
